La sombra de la culpa

LA SOMBRA DE LA CULPA

“La culpa es una sombra que nos persigue, y nos impide ver con claridad”

Martha Alicia Villela (*)

La culpa es un sentimiento universal que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas, ya sea por acciones pasadas, decisiones tomadas u oportunidades perdidas.

Este trabajo explora la culpa como un sentimiento universal que se manifiesta de diferentes maneras, y analiza desde el Enfoque Gestalt Humanista, la distinción entre la culpa neurótica y la auténtica.

Se trata de un enfoque teórico y práctico para comprender la culpa y su impacto en nuestras vidas, ideal para personas que buscan herramientas de desarrollo emocional que les permitan una mejor comprensión de la realidad.

El sentimiento de culpa

Cuando hablamos del sentimiento de culpa, desde el Enfoque Gestalt Humanista, podemos ver que se manifiesta de diferentes maneras, de acuerdo a la madurez emocional de la persona, pero lo importante, es distinguir entre la culpa neurótica y la culpa auténtica.

La culpa neurótica, no tiene sustento real, ni solución; en cambio, la culpa auténtica, es aquella que ocasionó daño, afectación física, emocional o económica en otra persona, e implica responsabilidad por asumir.

Culpa neurótica:

Algunos ejemplos de situaciones que pueden reflejar culpa neurótica, podrían ser no cumplir con expectativas irreales, por ejemplo, una persona se siente culpable por no haber alcanzado un peso determinado, a pesar de que es un objetivo poco realista para su cuerpo, estilo de vida, o su edad.

Otro ejemplo, pudiera ser alguien que se siente culpable por no haber por no haber asistido a una reunión, porque prefiere pasar tiempo a solas; o por las consecuencias de algo que, en realidad, no estaba en sus manos evitar que sucediera.

He sido testigo en muchas ocasiones de madres que se sienten culpables por no haber cocinado una comida perfecta para sus hijos, a pesar de que la carga laboral no les deja tiempo para cocinar, o no cuentan con los recursos para ello.

Fritz Perls, uno de los padres de la Gestalt, abordó el tema de la culpa en su libro "Ego, Hunger and Aggression" (1947)(**), Perls analiza la culpa como una forma de "autodestrucción" que surge de la internalización de las normas y expectativas de los demás. Según Perls, la culpa es una forma de "castigo" que nos imponemos a nosotros mismos por no cumplir con las expectativas de los demás.

En resumen, la culpa neurótica no tiene solución, ni sustento real, se basa en expectativas irreales o ideales, que puede llevar a una autocrítica excesiva, no conduce a una acción constructiva o a un cambio positivo, y aun así, es una fuente constante de malestar

Culpa auténtica:

Revisemos ahora cuando el sentimiento de culpa es auténtico, y se puede identificar porque la acción u omisión de nuestra parte, ocasionó una afectación visible, un daño real que puede tener solución.

Un ejemplo sería cuando atropellamos a una mascota o una persona en un accidente; cuando tomamos una decisión que ha afectado a otra persona, ya sea física, emocional o económicamente.

Estos casos implican responsabilidad y reconocimiento de la propia acción, y llevan a un proceso de reflexión, arrepentimiento y reparación del daño.

En este sentido, la culpa auténtica puede ser un proceso saludable y constructivo, un catalizador para el crecimiento personal, y un ejemplo a seguir para las personas en su entorno.

Es importante reconocer que la culpa auténtica puede ser dolorosa, pero también puede ser una oportunidad para aprender y crecer. Por otro lado, la culpa neurótica puede ser perjudicial y mantenernos atrapados en un ciclo de autocondena y sufrimiento.

En su libro "Gestalt Therapy" (1951)(***), coescrito con Ralph Hefferline y Paul Goodman, Perls y sus coautores también abordan el tema de la culpa en el contexto de la terapia gestalt. De acuerdo con ellos, la culpa es una forma de "resistencia" que impide que las personas se enfrenten a sus verdaderos sentimientos y necesidades.

Romper el silencio:

La culpa puede ser una emoción muy silenciadora, y puede hacer que nos sintamos avergonzados o culpables, incluso aún más, por sentir culpa. Esto puede crear un círculo vicioso en el que nos sentimos cada vez más atrapados y sin salida.

Para romper el silencio y empezar a liberarnos de la culpa, podemos comenzar por:

1. Reconocer y aceptar nuestros sentimientos: Empezar a reconocer y aceptar nuestros sentimientos de culpa, en lugar de negarlos o reprimirlos.

2. Identificar las fuentes de la culpa: Reflexionar sobre las experiencias y situaciones que han generado sentimientos de culpa en nosotros.

3. Hablar con alguien de confianza: Compartir nuestros sentimientos de culpa con alguien de confianza, como un amigo, familiar o terapeuta.

4. Practicar la autocompasión: Tratar de ser amables y compasivos con nosotros mismos, en lugar de juzgarnos o criticarnos.

5. Tomar responsabilidad y hacer acuerdos: Si es posible, tomar responsabilidad por nuestras acciones y hacer acuerdo de reparación con las personas afectadas.

Recuerda que liberarnos de la culpa es un proceso que lleva tiempo y paciencia. Es importante ser amables con nosotros mismos y no esperar que todo se resuelva de la noche a la mañana.

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Gracias por tu confianza

(*) Martha Alicia Villela

Especialista en Desarrollo Humano

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(**)Perls, F. (1947). Ego, hunger and aggression. Random House. (Sin DOI)

(***) Perls, F., Hefferline, R. F., & Goodman, P. (1951). Gestalt therapy: Excitement and growth in the human personality. Julian Press.